«Algo pasó con esas bandas que escuchábamos en formato de vinilo, en la década del 70 y 80.
Quedaron irremediablemente en nuestra mente. Como si algo hubiera generado una poción mágica que nos dejó embrujados en un permanente recuerdo de ese sonido, que se vivió en un momento y un lugar .
Las cosas eran más simples, nos juntábamos con amigos para intercambiar grupos y bandas, que no teníamos y nos quedábamos escuchando pasivamente una explosión de música, que nos llegaba al alma. Era un encuentro colectivo, para conversar y disfrutar con pasión de los momentos más poderosos de un tema.
Ejemplos tenemos, Led Zeppelin, In through the outdoor (Agosto del 1979), su último albúm, que dejó huellas imborrables en nuestra mente. No porque sabíamos que era el último después de la muerte de John Bonham, sino por transformarse en un deseado himno al rock, y lo teníamos en nuestras manos, para olerlo, tocarlo, y ponerlo en ese tornamesa, que gira con respeto y humildad a 33 rpm. Mirando la portada del disco una y otra vez para ver si nos dice la clave de esas profundas letras de Page y Plant, en ese bar sepia de absenta que nos drogó una y otra vez.»
Y esos momentos siguen.
Busca y pon los vinilos en el surco.
12 de Noviembre de 2013. Mundo Análogo.